14.7.10

RETRATO DE SAN MARTIN

Descripción realizada por un oficial sueco.

Este general llegó de Chile a Buenos Aires (mayo de 1818) unos días antes de lo que se esperaba, para evitar los homenajes preparados. Se fué directamente al Palacio Directorial. El día siguiente fuí presentado a él y lo vi en los días siguientes casi a diario, siendo yo muy amigo y huésped frecuente de don Antonio de Escalada, su suegro. Don Antonio me invitó a comer en su casa y así tuve la ocasión de ver a San Martín y conversar largamente con él, una vez casi todo un día. San Martín es hombre de estatura mediana, no muy fuerte, especialmente la parte inferior del cuerpo, que es más bien débil que robusta. El color del cutis algo moreno con facciones acentuadas y bien formadas: El óvalo de la cara alargado, los ojos grandes, de color castaño, fuertes y penetrantes como nunca he visto. Su peinado, como su manera de ser en general, se caracterizan por su sencillez y es de apariencia muy militar. Habla mucho y ligero sin dificultad o aspereza, pero se nota cierta falta de cultura y de conocimientos de fondo. Tiene un don innato para realizar planes y combinaciones complicados. Es bastante circunspecto, tal vez desconfiado, prueba de que conoce bien a sus compatriotas. Con los soldados sabe observar una conducta franca, sencilla y de camaradería. Con personas de educación superior a la que él posee, observa una actitud reservada y evita comprometerse. Es impaciente y rápido en sus resoluciones. Algo difícil de fiarse en sus promesas, las que muchas veces hace sin intención de cumplir. No aprecia las delicias de una buena mesa y otras comodidades de la vida, pero, por otro lado, le gusta una copa de buen vino. Trabaja mucho, pero en detalles, sin sistema u orden, cosas que son absolutamente necesarias en esta situación recientemente creada. Hay motivos para reprocharle no haber actuado con energía y aprovechado las victorias que sus tropas han ganado en Chacabuco y Maipú. Es difícil juzgar si esto tiene su origen en falta de energía o en intrigas políticas, demasiado complicadas para exponer aquí. Sus costumbres y sus hábitos de vida son sencillos, y lo han hecho sumamente popular. Espero tener ocasión de conocerlo mejor en Chile.

JEAN ADAM GRAANER

(Las Provincias del Río de la Plata en 1816. Traducción de José Luis Busaniche. Buenos Aires 1949. Las siluetas de San Martín, Balcarce y Guido fueron traducidas directamente del sueco por el señor Axel Paulin y figuran como apéndice en la obra referida)

Investigamos sobre San Martín

2.7.10

Animación a la lectura: para leer en línea



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Libro de cabecera, diría yo, para los promotores de lectura en cualquier ámbito, y fundamentalmente para los amantes de la lectura. A través de un relato ameno y entrañable nos pone en el lugar del niño que descubre la alquimia de la lectura, del adolescente que sufre su tedio, del padre que se desespera frente a ese hijo que no lee y del profesor que simplemente abre su libro y lee en voz alta.

En el final del libro, casi como una “yapa” o un bonus track, los Derechos imprescriptibles del lector, que no deberíamos obviar en los pequeños lectores que se nos encomiendan.

“El verbo leer no tolera el imperativo. Es una aversión que comparte con algunos otros verbos: ‘amar’… ‘soñar’…“ Es que para Pennac leer y amar tienen varios puntos en común. “El tiempo de leer es tiempo robado. (De la misma manera que lo es el tiempo de escribir o el tiempo de amar.)”

Después de leer Pennac, sus lectores sabemos que leer y amar tienen demasiados puntos en común. O quizás ya lo sabíamos, pero necesitábamos que él nos lo dijera, nos lo escribiera.